lunes, 29 de octubre de 2012

RUTA IMPERIAL 2012 "MEMORIAL ALBERTO LEÓN"

El domingo 28 de Octubre se celebraba en la histórica localidad de San Lorenzo del Escorial la Ruta Imperial; última prueba del 4 Estaciones MTB 2012 y como ya es habitual en homenaje a Alberto León, el que fuera componente del CORONAS y uno de los precursores de este deporte en España a nivel competición.

Hace ya poco más de un mes desde que pasara la ruta del Festibike sin pena ni gloria, y por suerte este último mes he podido sacar 2 ó 3 días a la semana para salir a subir y bajar cuestas. Aunque lejos de estar a tope, si que me sentía bastante más "suelto" en las últimas salidas y no me pesaban tanto las ruedas como estos meses atrás.

La semana antes de la prueba he intentado descansar y solo salí el miércoles a estirar un poco las piernas, el sábado puse la bici a punto, intenté hidratarme y comí un buen plato de pasta para llenar el depósito de combustible de las piernas.

El domingo me levanto a las 6:20, aunque por el cambio de hora no me siento con sueño. Me dirijo a Sevilla la Nueva, donde había quedado con la peña ciclista para ir juntos a la carrera. Desde la Ruta de los Vinos que estuve con Félix y Carcoma hemos coincidido varias veces, pero esta vez he tenido el placer de que me adoptaran. Cargamos las bicis en la furgo de Carcoma, después de luchar con la 29 que no quería entrar y nos dirigimos con bastante tiempo a nuestro destino.



 Después de buscar sitio para aparcar, al final lo hacemos justo en la puerta del monasterio, así que empezamos con buenas vistas. Nos acercamos a por los dorsales y como es pronto no esperamos ni cola. Ya en el camino a por los dorsales sentimos en nuestras carnes del frío que nos había avisado Mr AEMET, así que nos cambiamos en la furgoneta debatiendo qué ropa nos vamos a poner. De corto, de largo, cortavientos, cazadora??? Yo al final me pongo una térmica corta, otra larga, el maillot y los manguitos sobre la térmica larga. Pantalones largos que no falten, que avisan ríos y meto en el maillot el chubasquero por si las moscas. Esta vez en el bidón metí con la isotónica un par de pastillas de Boi-K, un complemento vitamínico con potasio que retrasa la aparición de los calambres.



20 minutos para la salida, calentamos un poco por la zona y me acerco a vaciar la vejiga que no pienso parar en medio de la ruta aunque reviente. Cuando llego a la zona de salida no veo a los chicos de la peña y como ya hay  4 ó 5 líneas llenas, me meto a coger sitio. Aunque hoy estos chicos van sin prisa y cuando llegan yo ya estoy rodeado de gente y no puedo echarme para atrás. Pero bueno, ya me cogerán en la primera subida. Tras la tapia del monasterio están mis compañeros relajados Diego y Alberto, calentando antes de salir en la marcha de 45km. Se acercan a mi lado ya que yo no me puedo mover, nos saludamos y deseamos suerte para la carrera.



Esta vez soy capaz de poner el cronómetro del reloj a cero sin prisas y voy preparando el endomondo en el teléfono. El speaker nos prepara para la salida y a las 9:30 con puntualidad inglesa arranca el coche que nos llevará durante los primeros metros bordeando el monasterio, pasamos bajo unos arcos y giramos a la derecha. Pues se acabó el calentar tranquilamente... No llevamos ni 500 metros y empezamos a subir entre las casas de una urbanización con tramos con porcentajes bastante graciosos. Hoy no habrá atascos en los primeros kilómetros, ya que esas rampas iniciales ponen a cada uno en su sitio. Cierro el amortiguador e intento no quemarme, pero me siento bien y voy adelantando a bastante gente, entre otros a un descerebrado sin casco (llevaba dorsal de la carrera). Lógicamente también me pasan 3 ó 4 máquinas que habían salido más atrás, pero es mejor buscar un ritmo, que queda mucha subida por delante.
El grupo definitivamente se ha estirado, hemos salido del casco urbano y continuamos por carretera para subir Abantos. Los máquinas han tirado delante a tope y yo me mantengo con un grupo de unos 7 u 8 que se me van poco a poco. A mitad de subida me pongo a rueda de Cannondale y vamos tirando los dos, charlando un poco en las zonas menos exigentes, ya que la subida se las trae. Este chico me comenta que es de la zona y que nos queda lo más duro. Justo! Giro a derecha y nos quedan 3 kilómetros con rampones que me hacen meter el plato pequeño. Por fin coronamos Abantos, pero nos queda un tramo con falso llano desde el que a la izquierda podemos disfrutar del increíble paisaje que nos ofrece el valle. Solo nos quedan un par de curvas y por fin dejamos el asfalto. Ha sido una hora para hacer 12 kilómetros en los que hemos acumulado ya más de 600 metros de desnivel. El frío cada vez es más intenso y arriba el viento sopla con más fuerza. Los charcos en esta zona estaban completamente helados.
Ya metidos en el camino de tierra Cannondale empieza a tirar muy fuerte y me cuesta seguirle, pero me espera y me dice que me ponga a rueda. Vamos muy fuerte y cuando nos queremos dar cuenta empieza la primera bajada. Y qué bajada!! Mi compañero de viaje me dice que me marca la trazada y empezamos a descender por un camino... eh, bueno, si se le puede llamar así, porque en realidad no creo que por ahí pueda bajar un vehículo "normal". No tiene mucha pendiente, pero si miles de piedras y una trazada limpia de unos 10 centímetros por la que hay que bajar con mucho cuidado por la velocidad a la que se puede ir. Cannondale se me va muchos metros, pero no quiero arriesgar una caída o un golpe en el cambio. Al dejar el empedrado pasamos a un divertido camino con varias curvas que nos deja justo en la parte superior de la presa por la que cruzamos al otro lado. Otro par de curvas en bajada y llegamos a lo que parece la parte más baja del valle. Como bien ponía en la descripción de la ruta tendremos que cruzar el río, y "Naranjito" al que hemos cazado en la bajada tiene un percance casi cayendo al vadear. Bueno, ya hemos cruzado el río y nos hemos mojado los pies y vamos por un frondoso paraje lleno de vegetación y mucha humedad. Unos metros más y de nuevo hay que cruzar agua. Esta vez Naranjito se cae al cruzar y Cannondale le adelanta y sigue mojándose. Todos nos seguimos mojando los pies, ya que habían dicho que cruzaríamos el río, pero resulta que lo que hicimos es seguir el cauce durante unos cuantos cientos de metros. Otro tramos bajo las sombras y un último vadeo esta vez un poco más profundo que pasamos esta vez andando sobre unas piedras de un lateral.
A partir de este momento comienza una zona que de sube y baja más abierta en la que se rueda realmente rápido y cómodo. En una de las bajadas me encuentro a Cannondale parado porque ha roto el cambio. Vaya mal sitio para quedarse tirado y llevando tan poco de ruta.
Por esta zona estaba el primer avituallamiento que era solo líquido, pero como voy bien del bidón pasamos Naranjito y yo de largo, no sin haber mandado un saludo a los chicos del puesto como debe de ser. Los kilómetros que siguen son muy cómodos y voy haciendo la goma con mi compañero de viaje, juntándonos con algún corredor más. Ya entre pinos empezamos a subir otra vez, pero el paisaje ayuda bastante a que se pasen rápido los kilómetros en los que aprovechamos para saludar a las muchas vacas que hay pastando y  ni se inmutan aunque pasemos a su lado deprisa. Aunque en lo que llevo de ruta me he dado cuenta que he acertado del todo con la ropa que he elegido, con lo que no contaba era con el frío de los pies. Ya desde coronar Abantos se me empezaron a dormir, pero es que unir el cruce del río con el frío hizo, no es que dejara de notar los pies si no que llegó un momento que el dolor era importante y se me llegaba a reflejar incluso en los gemelos. Fueron muchos kilómetros en los que los pies me dolían mucho o muchísimo.
A todo esto mis amigos de Sevilla la Nueva no aparecen y me empieza a extrañar bastante.



Un pequeño tramo en bajada por carretera rapidísima hasta La Estación y de nuevo en la tierra nos ponemos a subir una vez más, siempre por unos paisajes inmejorables. Llegamos un grupo de 4 al segundo avituallamiento que está a mitad de ruta más o menos. Sin bajarme de la bici cojo un par de piezas de plátano, un gel y le doy un trago a un baso de agua que me ofrecen. Los demás no han parado, pero vamos a empezar a bajar otra vez que es lo mío y no tardo en ir cogiendo a la gente. Este tramo me pareció espectacular ya que era muy rápido, pero con bastantes piedras, raíces y baches. Iba disfrutando como un niño pequeño cruzando la bici al saltar por la piedras e incluso empalmando algún doble curioso, que no se si  eran naturales o los habían hecho para saltar. Tan emocionado voy que de repente tras una bajada, en frente me encuentro una subida imposible por un cortafuegos. Me mosquea que no veo cintas de marcaje y llega mi amigo de Azul que también piensa que nos hemos colado. Por suerte otro que venía detrás nuestra no llega a bajar y desde donde está ve a unos 50 metros las cintas amarillas y a alguno que está pasando por allí. Damos la vuelta y cogemos el camino bueno, que al final no es muy diferente al cortafuegos, ya que empezamos un tramo que bordea el bonito pueblo de Valdemaqueda, un estrecho sendero con mucha subida en la que toca patear ya que no son ciclables por la pendiente y lo suelto del terreno. La verdad que aunque el pateo no me gusta esta vez me vino bien por dos cosas, porque vi que no me daban los habituales calambres al bajarme de la bici y porque me entraron los pies en calor. En esta zona nos juntamos un grupo curioso que estaríamos juntos bastantes kilómetros. Naranjito, Azul o los chicos del conjunto rojo hicimos en compañía la zona que lleva a Robledo de Chavela, donde pudimos ver de cerca los estragos del incendio de este verano. Ahora que tenía los pies calientes y en una zona muy rápida otra vez tenemos que cruzar un río, entro a ojos cerrados en el agua y paso sin problemas. Menos mal que iba deprisa, porque este cruce era mucho más profundo que los anteriores.
A estas alturas y con tanto paso de agua la cadena empieza a protestar y me preocupa que pueda partir, así que me concentré en adelantarme a los cambios y no forzar desarrollos, aunque después de 50km ya no tenía las piernas para andar apretando demasiado. Menos mal que las lluvias de los días anteriores habían dejado el terreno perfecto y no había nada de polvo.


Entramos en Robledo de Chavela y me parece intuir el segundo avituallamiento sólido entre una marabunta de gente y bicis por el suelo, y es que en ese punto nos juntábamos con la ruta de 45km. Paro un segundo para coger otro par de piezas de plátano, una barrita y lleno el bote con agua que me tendría que durar hasta el final de ruta. Me vino de perlas ya que me empezaba a entrar hambre y ya sabemos lo que pasa cuando aprieta el hambre encima de la bici.
Salimos del pueblo y una vez más empezamos a subir y aunque voy adelantando a algunos participantes de 45km ya no voy con la alegría del principio. El grupo con el que iba se empieza a estirar y yo a estas alturas prefiero seguir con la táctica de no quemarme en las subidas y recuperar en las bajadas. Hasta ahora me había funcionado, pero no contaba con los atascos que me tendría que comer a partir de ese momento. Hasta entonces había ido entre los primeros y solo mucho rato o en grupos muy pequeños, pero la entretenida zona que iba paralela a la vía del tren se convierte en un single track, en ocasiones ligeramente técnico pero que hace que el grupo se pare o vaya realmente despacio. Me lo tomo con filosofía y espero donde no hay remedio, pero en cuanto veo hueco me voy colando, incluso teniéndome que salir del camino y bajar por zonas de piedras superdivertidas. El problema es que en los tramos más anchos aprieto muy fuerte para adelantar lo que pueda y la verdad que la mayoría de la gente me daba paso sin perdirlo siquiera.
Cruzamos la vía del tren y llegamos a Zarzalejo donde hay otro avituallamiento en el que no paro, ya que llevo el bote con agua de sobra y ya queda muy poco.
De aquí a la meta está uno de los tramos más entretenidos de la ruta y que sin tanta gente seguro que hubiera sido mucho más divertido, ya que nos adentramos en la calzada romana en una primera parte rápida pese a  las piedras que asoman y poco a poco se fue poniendo más técnica la cosa. No se como, pero voy pasando piedras y sorteando escalones mientras adelanto a decenas de bicis. Solo me tengo que bajar en un escalón más grande y preferí bajarme ya que era más rápido que buscar por donde pasar. Lo malo es que al bajar noté un pequeño tirón, nada importante pero me mosqueaba.
Ya queda muy poco para meta y como el terreno no es especialmente duro me animo a tirar un poco más fuerte. Craso error... A 5km para acabar me pega un tirón el cuádriceps izquierdo, como siempre vamos. Pero sin bajarme de la bici lo consigo controlar y después de un kilómetro más tranquilo para relajar, continúo disfrutando del último tramo que transcurre junto al campo de golf. En el perfil ya había visto que el final era en subida, pero la verdad que los dos últimos kilómetros que llevaban a la parte trasera del monasterio se me hicieron eternos y llegué con las fuerzas justas.
Al fin pasaba por el arco de meta con unos datos de 69,50km  4:09 horas y un desnivel acumulado de 1718mt. Aunque no era competitiva ni controlada siempre me fijo y busco referencias para saber como voy de posición. Salí sobre la 4ª fila y adelanté a tanta gente como me adelantó a mí, así que calculo que andaría entre el 30 y el 40 de 1600 participantes, aunque no se cuantos hicieron la ruta de 70km.

Ya en meta empecé a preguntarme cómo era posible que no me hubieran alcanzado Félix y Carcoma, sobre todo en los últimos kilómetros que los hice mucho más tranquilo. Tampoco vi a los "Relajados" Alberto y Diego que habían llegado unos 25 minutos antes y ya estaban con la celebración al estilo Relajado. La bolsa con regalos traía una camiseta de manga larga conmemorativa del evento y unas cuantas viandas de las que di cuenta in situ. Además los de Nutrisport daban en su chiringuito unos vasos con batidos recuperadores que también venían bien para recuperar fuerzas. Como no llegaban estuve un buen rato hablando con varios corredores, fui a la furgo, volví a meta, seguí hablando, lavé la bici en la zona habilitada por la organización...

Bueno, todavía tardaron un ratillo en llegar y es que fueron toda la peña juntos en plan tranqui, además de alguna avería y un par de caídas. Félix y Alberto recogieron su maillot al haber hecho las 4 marchas de 2012.


Para acabar esta increíble jornada de MTB nos acercamos a la furgoneta a cambiarnos y El Presi sacó una nevera con bebida fría, sandwich, y un choricito que estaba de muerte. Muchas gracias por todo chicos!

Una vez más no puedo dejar de felicitar a la organización por superarse en los recorridos y encontrar en cada una de las pruebas algo especial que las hace únicas. Además los avituallamientos con cantidad y calidad, a parte de perfectamente situados donde hacían falta.
Como algo a mejorar solo puedo pensar en que el tramo en el que nos unimos a la ruta de 45km hizo que hubiera demasiada diferencia de nivel en los pasos técnicos, creando tapones después de tantos kilómetros que se hacen un poco pesados.

No se si será la última marcha de este año, pero desde luego ha sido un grandísimo colofón a la temporada 2012, la que será mi primera temporada completa en este fantástico mundo de la bici de montaña.

Nos vemos en los caminos!!!




lunes, 8 de octubre de 2012

BIKEGRIÑÓN EN CERCEDILLA


Buenísima la ruta de hoy por Cercedilla con mis compis de BikeGriñón y David que se ha venido con nosotros.
Madrugón para estar a las 7:30 en el reciento ferial de Griñón, cargamos las bicis en las furgos de Juankar y Jose y ponemos rumbo a la sierra madrileña.


Llegamos a Cercedilla que están en fiestas y tenemos que aparcar a la entrada del pueblo donde ya hay un montón de gente bajando las bicis de los coches. Se nota que la zona es buena para esto de dar pedales.
Empezamos a rodar por las bonitas calles del pueblo amenizando el momento con los caballitos de rigor. Vamos cuesta a bajo, pero pronto las caras nos iban a cambiar...
Vamos a subir a la Fuenfría y Victor nos hace una emboscada para empezar... No hemos salido del pueblo y nos metemos una buena pateada hasta llegar a la calzada "romana". Jose empieza con su mala suerte y se le despega la suela de la zapatilla, así que le tocará hacer el resto del camino sin atarse de un pie.



 Empezamos a subir por la calzada que a tramos se hace incómodo por las piedras que asoman. Jose parece que lo de la zapatilla no le afecta y sale disparado hacia arriba. Curva a la izquierda y primer repechito bueno, aunque no demasiado largo. De aquí al camino que sube a la Fuenfría no hay mucho que hablar, ya que es una subida tendida sin complicaciones con tramos incluso de carretera.




Voy alucinando de lo bien que sube la 29 por ese camino, me incita a apretar y a poco de coronar decido bajar a ver como van estos chicos. Bajo y bajo y no aparecen Jose, Juankar y Andrés, ya que a Jose se le ha partido la tija a ras del cuadro sin posible reparación. Así que sujetamos el sillín al cuadro con unas bridas para que pueda bajar hasta el pueblo tranquilamente (vaya día!!) Nosotros tiramos para arriba donde nos espera el resto del grupo en el Mirador de Vicente Alexandre. Fotitos de rigor y charla como tiene que ser. De camino al puerto Victor y yo nos hacemos unas fotos en el reloj de sol y seguimos para llegar todos juntos a la Fuenfría.


 Después de des-orientarnos un poco :P decidimos tirar a Navacerrada por Smith. Es la primera vez que iba por allí y debía tener la misma cara que un niño en reyes... Me ha parecido increíble!  Por suerte sin mucha gente que nos ha permitido incluso ir bastante deprisa en algunos tramos. Con Pistón hemos hecho una buena parte del recorrido a buen ritmo alternando posiciones, hasta que en un tramo de subida más técnico me he quedado bastante parado y él por no darme se ha caído (parcelita  registrada :P)
Subir escaleras, sortear piedras, saltar escalones, subidas técnicas lentas, molinillo, grandes piedras por las que trepar... uff puro mtb divertido y asequible para todo el mundo.
La 29 aquí me ha vuelto a dejar encantado, he hecho todo el Smith sin poner el pie ni una sola vez. Para que digan que las 29 no giran y solo sirven para zonas llanas...
Todo lo bueno se acaba y llegamos sin problemas al puerto de Navacerrada donde comemos barritas y demás para afrontar la última parte de la ruta que sería ya cuesta abajo hasta llegar a Cercedilla.

Bajamos por la carretera hasta la estación de tren de Navacerrada donde empieza la verdadera diversión. Ante nosotros el inicio del famoso Whistler, uno de los descensos más famosos y que tantas veces había oído hablar en las rutas de los endureros de la zona centro. Bajamos las tijas y se nos pone una sonrisa de oreja a oreja. Yo ya no puedo más y me tiro para abajo sin pensarlo, con Andrés y sus 180 de recorrido que vienen pegados detrás. Empezamos a bajar como si supiéramos por donde íbamos, curva para un lado, para el otro, bajada con raíces, escalones de los buenos y ...... madre que nos matamos! Un pedazo de socabón en el que freno y Andrés casi se me traga. Le dejo pasar que noto que le voy frenando y continuamos la bajada hasta un cruce del río donde paramos a esperar un momento a los demás que se lo están tomando con más precaución.
Víctor nos comenta que cree que vamos mal y damos la vuelta para seguir por el sitio bueno. Ya Andrés tirando hacemos otro buen tramo a un ritmo muy bueno, pero sin notar que vamos demasiado pasados, que vamos sin protecciones. Aún así nos pegamos unas buenas voladas en algunos escalones y empalmando piedras. Paramos otro poco para hacer el último tramo que combina las bajadas con alguna subida en la que hay que pedalear. Una zona preciosa en la que está el único punto en el que me bajo de la bici, en un escalón de piedra estrecho en el que prefiero no arriesgar. Aquí Andrés me ha metido unos metros, pero la verdad que no me puedo creer lo que puede dar de si la 29 con solo 100mm de recorrido de suspensión.


Hemos acabado el descenso con solo un pequeño percance de Juankar sin importancia y tras charlar un rato de la pasada que ha sido la bajada continuamos para hacer la última parte de la ruta, llegando al embalse de Navalmedio donde hay un montón de gente disfrutando del fin de semana. Ya nos metemos en un camino rápido en el que se pasan los kilómetro rápidamente hasta llegar al pueblo donde nos está esperando el pobre Jose con un par de botellas de Acuarius que nos sientan de miedo.



Ya en las furgonetas nos cambiamos y no podemos más que pensar que cuando será la próxima vez que disfrutemos de la sierra, aunque alguno del grupo ya lleva unas pocas en unas semanas.
Vuelta a casa comentando las jugadas y ya en Griñón opcional de lujo en la "L" con Raulillo que no había podido venir por asuntos familiares. Por cierto, David se une al grupo!!

Espero que la próxima crónica sea de la Ruta Imperial (si el trabajo lo permite).