viernes, 24 de febrero de 2017

III Marcha Enduro Cyclos Altamirano (Chiloeches)


Inicialmente prevista para el 5 de febrero, dos semanas con una incesante lluvia hicieron que el terreno se presentara impracticable, tomándose la decisión de aplazar la marcha al 19 de febrero. La decisión resultó de lo más acertada, ya que la climatología cambiaría y el domingo disfrutamos de un increíble y soleado día de primavera en pleno mes de febrero sobre un terreno en perfecto estado.

Llegamos con tiempo para recoger el dorsal en el polideportivo de Chiloeches y ya vemos los alrededores de la salida repleto de bikers con sus bicis de enduro listos para empezar esta marcha, con fama de hacerse dura pese a no ser demasiados kilómetros.



A las 09:30 los casi 200 inscritos ya están bajo el arco de salida y no tardamos mucho en empezar a dar pedales. Unos metros de asfalto, cruzamos el pueblo y nos disponemos a afrontar la primera subida del día. Tres kilómetros con un último tramo llano que nos llevan a un descenso fácil y rápido, siguiendo el sendero que baja por la ladera del monte y nos deja en el pueblo de nuevo.


Y después de bajar, toca subir... Esta vez la subida es más corta, pero tiene tramos de buen desnivel y casi al final un tramo mas técnico y empinado entre la típica densa vegetación de la zona. La segunda bajada aunque el terreno sigue siendo parecido, nos deleita con tramos mucho más verticales entre árboles y arbustos que nos hacen tener que prestar toda nuestra atención. 


Nos dirigimos al pinar donde vamos a rodar los siguientes 8 kilómetros en un continuo sube y baja. En esta parte del recorrido tenemos varios tramos con saltos de madera que hicieron las delicias de los participantes, público y fotógrafos que se acercaron, como nuestra Stela que no pudo participar por estar de baja deportiva.


La siguiente subida entre pinos es de las más exigentes y ya se empieza a notar el cansancio entre la gente, nos deja en la parte más alta donde nos dirigimos al valle de al lado. Antes de bajar de nuevo paramos en el completo avituallamiento, con fruta, geles, barritas, frutos secos, gominolas y bebida para todos. 


Bordeamos un sembrado y vemos el principio de La Olivia... alguno de los bikers se asoman a su empinadísimo inicio con dos escalones, que para hacerlo más interesante lo hago con la tija subida del todo por este desastre de memoria que tengo. Laran que iba delante mía desaparece entre los pinos yendo bastante más deprisa que yo, pero me espera en el siguiente tramo que está lleno de peraltes y saltos. Posiblemente la bajada más divertida, aunque se hace corta y dan ganas de repetirla.



Ya queda poco! Pero las piernas pesan y ya mucha gente hace tramos andando. Llegando casi al final de esta subida tenemos el desvío a la penúltima bajada, una divertida senda repleta de saltos en madera, Esta vez no la hicimos ya que íbamos cerrando la carrera y se hubiera hecho demasiado tarde.

Así que nos dirigimos a la bajada final conocida como la de las zetas. Empieza con una zona muy rápida entre pinos que nos lleva a un tramo un poco más técnico de piedras y sobre todo una serie de curvas cerradísimas con el precipicio al lado, que nos hace poner todos los sentidos en la conducción y nos dejan en el mismo pueblo, muy cerca de donde seguiremos la fiesta, pero esta vez sin bici.



Bajo un gran techado, la organización había preparado unas mesas en las que pudimos comer un buen y variado aperitivo, junto con la ya obligada cerveza post ruta. Pero antes hicieron el habitual sorteo de regalos de esta marcha, donde los colaboradores cedieron material, como inscripciones gratuitas para distintas pruebas del Endurama de este año, o las camisetas cedidas por Endurospain y entregadas por Ángel, que esperamos que se ponga bien rápido.




Ya estamos contando los días para la marcha del año que viene, aunque volveremos pronto a la zona que merece la pena conocerla bien, una zona desconocida para mucha gente de la zona centro y que está dando mucho que hablar.

Nos vemos por las sendas!!!

Pablo Olea #endureandopormadrid
Fotos de Stela Cea